Cuento Breve

viernes, 1 de agosto de 2008

 

PECADO

Escrito por Patricio Brito – Figari

Irrumpí en la pieza descontrolado por la indignación. Quise darle un palmazo pero me arrepentí porque los golpes nada resuelven; además nunca antes lo había hecho. Serénate, me dije varias veces mientras respiraba hondo para que las palabras fluyeran con coherencia.
Ella estaba al borde de la cama junto a Javier. Lo miraba de reojo sin sentimiento de culpa, como si nada malo hubiera hecho. ¡Espérame afuera!, le ordené al muchacho. Una vez que hable con mi hija vas a tener que escucharme, sentencié con decisión; y cuando padre e hija quedamos solos pude observar con claridad el cubrecamas teñido de rojo. Ahí estaba la evidencia del pecado.

Por qué lo hiciste hija - Fue lo único que se me ocurrió preguntar.

Entonces percibí que ella comenzaba a tomar conciencia de mi furia, Sus ojos se pusieron vidriosos, caminó lentamente hasta la puerta y la abrió. Luego, con un llanto desconsolado corrió adonde su madre... decidí dejarlas solas por unos instantes pues presentía que iba a volver sumisa, y no me equivoqué; al cabo de cinco minutos nuevamente estaba al frente mío para decirme con voz inocente: papito nunca más.

La ternura de sus gestos hizo que me olvidara completamente de lo ocurrido: junto al pequeño Javier, había derramado un frasco de tempera en el cubrecamas recién comprado. Sin duda, a los tres años de edad, los niños no son responsables de expresar en cualquier parte sus inclinaciones artísticas. Decidí tomarla en brazos con suavidad e hice lo mismo con su amiguito. Ella me dio un beso cálido en la frente, pero al verme sonriente no dudó en exigirme unas pocas monedas para comprar chocolates... al parecer dio por entendido que el pecado estaba absuelto.


******

0 comentarios: